¡La gran mentira! Lo que nadie te contó sobre hablar de sexo con una mujer.

Muchos hombres viven con un miedo irracional: si sexualizan la conversación, la mujer se va a alejar.

Este miedo no solo es común, es paralizante. Y está basado en una mentira cultural: "a las mujeres no les gusta hablar de sexo".

Pero eso no es verdad.

A las mujeres sí les gusta hablar de sexo. Lo que pasa es que no lo hacen en cualquier contexto, ni con cualquier hombre.

Y aquí es donde empieza tu ventaja si sabes cómo sexualizar de forma inteligente.

El error que cometen el 90% de los hombres

Muchos piensan que si muestran interés sexual, serán vistos como pervertidos.

Entonces empiezan a tener conversaciones "neutrales", llenas de temas aburridos, solo para agradar y evitar incomodar.

¿El problema? Ella se aburre. Y se va.

Cuando evitas sexualizar, te conviertes en su amigo. No en un hombre con el que quiere vivir una historia.

Las 3 formas de sexualizar una conversación (y cuándo usar cada una)

1. Sexualización verbal

Decirle claramente que te atrae. Usar palabras, elogios con intención, insinuaciones sutiles. Pero sin caer en lo vulgar.

"Hay algo en tu forma de mirarme que me encanta..." o "No deberías decir eso con esa sonrisa, podría malinterpretarlo".

2. Sexualización no verbal

Es la más poderosa. El lenguaje corporal, las miradas, la sonrisa, el contacto físico ligero. Todo lo que insinúa sin decir. Es misteriosa, elegante y muy efectiva.

3. Sexualización logística

La que casi ningún hombre utiliza. Crear un entorno donde ella pueda sentirse cómoda para expresarse sexualmente. Esto solo ocurre en un espacio íntimo y sin juicio: tu casa, una habitación privada, un lugar donde solo estéis los dos. Ahí es donde ella se permite mostrarte su deseo.

El verdadero problema

Muchos hombres han sido condicionados a temer su sexualidad. Se reprimen, se esconden tras la "buena conducta" y terminan frustrados.

Pero el hombre que se siente cómodo con su deseo, que no tiene miedo de mostrarlo y que lo hace con inteligencia emocional, es el que genera tensión sexual sin forzarla.

Y la tensión sexual es el ingrediente que separa una conversación casual de una conexión memorable.

Acciones para hoy:

1. Observa tu miedo a sexualizar. ¿En qué momento sientes que te frenas? Escríbelo.

2. Practica una frase verbal con doble sentido. Hazlo con amigas o conocidas, sin presión.

3. Presta atención a tu lenguaje corporal. Más contacto visual, más pausas, más sonrisas cómplices.

4. Invítala a un espacio que favorezca la intimidad. Una cita en tu casa, una copa tranquila sin ruido, un lugar cómodo.

5. Empieza poco a poco. Sexualizar no es saltar directo al sexo. Es construir una historia donde el deseo esté presente.

Nos vemos en la próxima edición.

Álvaro Reyes

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